Etiquetas
Hace poco fui víctima de un atentado. Un mosquito hizo que se me cayera una lámpara en la cabeza. Sí, un mosquito. Odio a los mosquitos. La lámpara se desplomó sobre mi nariz, y me dieron diez puntos. Un mosquito hizo eso. Y lo hizo por venganza. No es que fue una estupidez monumental intentar matarlo con una almohada cuando estaba a diez centímetros de un rectángulo de vidrio de treinta por quince que era sostenido por dos alambres muy finitos. No, fue un atentado, y tengo motivos para creerlo.